La ardilla de esta historia se llama Rocky y empezó su corta vida con mala pata: se cayó de su árbol.
Pero no os preocupéis, que las cosas no le han ido nada mal a esta pequeña aventurera: fue adoptada por una gata que acababa de ser mamá.
Rocky enseguida se adaptó a su nueva familia y sus hermanitos y mamá adoptiva la tratan como a uno más de la familia. Lo que más sorprende de esta historia tan bonita de aceptación y amor es que Rocky ¡ha aprendido a ronronear!
Mirad el vídeo, es super gracioso.
Fuente: wambie
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